sábado, 2 de marzo de 2013







Lago de Atitlán: el destino al que todos llegan
Sin lugar a dudas, el mayor atractivo turístico de Sololá es el Lago de Atitlán. Su increíble belleza escénica domina el campo visual desde el ángulo que se le vea. Las laderas que lo bordean, trazadas casi a plomo, son el labio de la colosal falla geológica que formó la cuenca. Los volcanes, de silueta casi perfecta, parecen guardar a las cristalinas aguas de un potencial despeñamiento hacia el mar. Laderas y volcanes proveen el marco montañoso, agreste y único del espléndido cuerpo de agua.
Inimaginable es la cantidad de atractivos turísticos que giran alrededor del Atitlán. Debido a la existencia de 10 pueblos en las orillas, la diversidad de parajes en cada uno significa multiplicar las oportunidades de gozar de un gran viaje. Ejemplo claro es Panajachel, el prototipo, corazón y alma de las visitas al lago. Temprano en la mañana, entre cantos de cenzontles, guardabarrancas y sharas, no hay mejor cosa que un ascenso al mirador de La Piedra del Zope. La fresca vereda penetra un húmedo y fragante bosque de encinas; puede seguirse hasta donde se desee o parar en donde se quiera admirar el soberbio panorama.
Las caminatas de la tarde (aquellas que se hacen después de haber ido a nadar, esquiar, remar, pescar o atravesar en lancha el lago) pueden dirigirse a admirar la catarata del Tzalá. Algunos prefieren caminar por la carretera hacia Sololá, hasta alcanzar la catarata de San Jorge; muy cerca de ella está el mirador del mismo nombre, con excelentes vistas y un sitio ideal para la fotografía. Desde aquí, un corto descenso permite llegar a La Cueva de los Brujos, enigmática, opresiva pero excelente motivo para pasear y conocer.
Una buena opción, para quienes no deseen caminar después del almuerzo, es pedalear hacia Santa Catarina y San Antonio Palopó, pero ¡cuidado! muchos conductores de vehículos motorizados son temerarios y poco cuidadosos. Ésta es una ruta panorámica que corre, con poca elevación, a lo largo de ocho kilómetros de la ribera norte del lago. Con un buen bloqueador solar encima y ropa cómoda, esta gira es más que un paseo. Es deporte, experiencia, conocimiento, relajación...
Luego de las caminatas o del pedaleo, volver al lago es una feliz decisión. Cuando el día empieza a despedirse y las brisas frescas de las montañas principian a cubrir el valle, disfrutar del ocaso junto a un oleaje extremadamente lánguido y tibio resulta inolvidable. Los colores del horizonte vespertino son tan intensos como el inexplicable chorro de energía vital que parece venir de todas partes y llegar a todos lados.
Severas restricciones de espacio impiden seguir explorando el conjunto de atractivos y oportunidades en otros municipios. Nos limitaremos a considerar una breve nómina de sitios que permanecen a la espera de ecoturistas.

Guatemala cuenta con hermosos e inigualables lagos y ríos. Uno de ellos, ubicado a 144 Km al oeste de la ciudad de Guatemala se caracteriza por su belleza natural rodeada de varios pueblos altamente cargados de folklore y tradiciones muy antiguas. Este hermoso espejo natural está custodiado por los volcanes de Atitlán, Tolimán y San Pedro.
Uno de los lagos más bonitos del mundo. De origen volcánico, situado a 1.560 metros por encima del nivel del mar, alcanza una profundidad de 318 metros y en la misma costa es difícil hacer pie. Está rodeado por tierra altas purpúreas y montañas verde aceituna, con una docena de pueblos repartidos por sus orillas. Los visitantes pueden quedarse en Panajachel o en sus cercanías. En el lago se puede practicar la pesca, el esquí acuático, la natación y montar en barca.

El Lago de Atitlán tiene 18kms de largo por 13kms de ancho. Alrededor de él, los indígenas tzutuhiles han desarrollado diversas formas de vida extendiendo hasta nuestros días una infinidad de tradiciones, desde costumbres para ganarse la vida, hasta impresionantes mitos religiosos en torno a "Maximón".

Panajachel se ha convertido en uno de los más importantes centros turísticos de la región de Atitlán, albergando actualmente hoteles de altos estándares, restaurantes lujosos y mayoritariamente, destinos para turismo conocido como de "low budget" (bajo presupuesto). Por otro lado, Santiago Atitlán es el foco de atención para todos aquellos que desean conocer las costumbres de los indígenas tzutuhiles en su mayor expresión. Así también, San Pedro, San Marcos y Santa Cruz La Laguna son actualmente los más atractivos para aquellos que buscan relajación mental y física así como habitar dentro de las comunidades indígenas o inclusive en hoteles sin mayores comodidades pero que ofrecen hermosos paisajes y la riqueza de esta cultura.

En el lago de Atitlán y los diversos pueblos que lo rodean, cualquier visitante puede enamorarse de su vista, su gente y el misticismo que se encuentra en el lugar. Indígenas con sus trajes típicos, paisajes con hermosos celajes cubriendo los imponentes volcanes a la orilla del bello lago, su muy peculiar fauna y hermosa flora alojada en la cadena montañosa que rodea el anillo de pueblos que habitan en torno al lago, y muchos otros atractivos hacen que de este destino un “imperdible” de Guatemala.

El recorrido es reconfortante y a medida que avanzamos, la vista va cubriéndose de verde. Millares de pinos, viveros y cartuchos marcan el borde del camino, donde suelen aparecer vendedores ambulantes vestidos con tejidos teñidos de vivos colores. Desde que se llega a los Encuentros empieza a percibirse una sensación de paz que sólo el magnético pueblo de Atitlán ofrece. Descender por su serpenteante carretera es aproximarse a un mundo diferente. En donde hace muchos años según una antigua leyenda, la tierra vibró con tal intensidad que lanzó hacia el aire la mayor explosión volcánica de la historia. Luego de la caída de las piedras incandescentes, del derramamiento de lava y fuego todo quedó en silencio.

Muchos años después de esa violencia terrenal surgió un espléndido paisaje, los ríos empezaron a llenar la caldera gigantesca que se había forjado y tres impetuosos volcanes se erigieron como toque final a una obra maestra.

Cada uno de los poblados del departamento de Sololá encierra una mística particular, un colorido diferente y una maravillosa visión del mundo y su firmamento que se pueden entender sólo si se vive la experiencia.

El volcán de Atlitán
El volcán Atitlán se encuentra situado entre los departamentos de Suchitepéquez y Sololá, en el municipio de Tolimán. Tiene una altura de 3,557 metros.

En su base se encuentra unido al volcán Tolimán que es su volcán gemelo. La unión de estos dos volcanes se conoce como La Horqueta o Chanán y tiene una altura de 2,530 metros. El cono del volcán Atitlán es empinado y tiene profundas barrancas por diversos lados. Además está cubierto de bosques.

El cráter tiene un diámetro de 250 metros y una profundidad de 50 metros. Está abierto hacia el sur rodeado por hendiduras y grietas concéntricas de las que emanan pequeñas fumarolas. En el período hispánico este volcán estuvo activo en repetidas ocasiones. La última erupción registrada fue el 3 de junio de 1853, y las cenizas provocaron un oscurecimiento del área. Este volcán está ligado con el nacimiento del lago de Atitlán que es una caldera volcánica. ésta estalló hace millones de años, creando una explosión tan grande que según datos obtenidos por geólogos, la arena llegó hasta México. Posteriormente, crecieron más focos eruptivos y nacieron los volcanes de San Pedro, Atitlán, Tolimán y el Cerro de Oro, entre otros.

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